EL PRINCIPIO DE LA VIDA ES TAN SOLO EL FINAL DE TODO
Vida. Una palabra que significa el todo. ¿Y qué es todo?
¿Podemos encapsular su significado en un simple relato? Posiblemente no.
Pero el todo es imperfecto, al igual que perfecto. Pues es el todo; ¿quién podría ser más perfecto e imperfecto que él?
Y puede que en un momento te preguntes cosas como estas, pero al siguiente parpadeo, te encuentres en el fin del todo. ¿Existe un fin del infinito? No. Nada termina, nada comienza, es simplemente, un ciclo.
Sin embargo, las cosas muchas veces no salen como el todo quisiera. El libre albedrío de la vida, es quien hace que el todo, sea precisamente eso.
Pero, ¿es la libertad del ser humano realmente justificable? ¿Qué es bueno y quién es el malo?
¿Estás preparado para saberlo?
Estás muerto, lo sabes. Sabes que lo estás porque puedes sentir como el todo se alejó de tu cuerpo, pero la vida se conserva en ti.
Sin embargo, no puedes regresar al ciclo del todo, a pesar de que sabes que debes hacerlo; porque te alejaste de él. Abandonaste la vida, la justicia y tus derechos. Violaste a la vida, y te humillaste tú solo.
Pero, ¿Qué sentido tiene el sufrimiento eterno? ¿No es acaso un desperdicio? Pues, si todos hemos violado a la vida, ¿no merecemos todos las oportunidades del Todo?
Sí, lo merecemos. Lo mereces.
Ahora que lo sabes, te han regalado luz. Luz suficiente como para ver la mesa y la silla blanca, en medio de la habitación en la que has despertado. Sin embargo, no puedes ver más allá, porque sigues sin respetar a la vida, la has violado, después de todo.
Respiras, sin opciones, y comienzas a sentir desesperación. Ese tipo de abismo al que evitas mirar, pero por más que deseas, sigue ahí. Y te das cuenta, que no existe escape.
Entonces, tomas asiento en la silla blanca, debajo de la luz blanca, y lees lo que hay sobre la mesa blanca.
Es una carta, ¿O una invitación? ¿qué diferencias hay?
Lees, lees, y entre más lees, notas por fin en dónde te encuentras.
Escuchas el canto de las aves, saludando al sol y dando gracias por un nuevo día, mientras los rayos solares te pegan directamente a la cara, pues tu cama da directamente a una ventana. Así que decides despertar, con el deseo de levantarse y cerrar esas cortinas, pero…
Después de tanto tiempo, te das cuenta que, una nueva pregunta ha llegado a tu vida:
¿En dónde estoy?